Señora Poderós, aquí tiene a su niño, es perfecto, todas las enfermeras coincidimos en que nunca hemos visto a un niño tan hermoso, al verlo el rostro de su madre se iluminó como si estuviese frente al sol mas intenso, entonces acarició su cabello perfecto, y le dijo a la enfermera, Azul, así se llamará Azul, lo abrazo contra su pecho y los latidos del corazón empezaron a acelerarse había tanto amor, tanta emoción que su corazón no lo pudo resistir y murió.... Así recibió el mundo a Azul Poderós, entre asombro y muerte una combinación que estaría presente en su vida en muchas ocasiones.
Al morir su madre, Azul regresó a su casa entre los brazos del señor Poderos, Albert Poderós un hombre dedicado cien por ciento a su trabajo, a sus negocios, a la cria de animales de campo y su afición por los caballos, estaba obsesionado con encontrar el cruce perfecto, el semental ideal para obtener el equino con la estampa mas bella. Una vez entraron al salón el Sr Poderós puso a Azul sobre la mesa del comedor, la pequeña manta que lo envolvía se abrió como los pétalos de una flor y el niño quedo al descubierto, Albert cayó de rodillas y empezó a llorar con desesperación, toda su vida era aquella mujer a la que se refería en la intimidad como "Su obra de arte", dueña de todo lo que allí se encontraba, desde el mínimo detalle de color, hasta los cimientos de su cordura con los que habían construido las paredes de esa casa, antes de que Neus llegara a su vida el era un bohemio empedernido, mujeriego y casi alcoholizado, un tirano envanecido por su codicia, lleno de odio y ambición desmedida, cuando esta mujer apareció, logro destruir todos sus monstruos internos y a base de amor con grandes dosis de ternura, transformó al villano en uno de los hacendados mas queridos y respetados de la zona. Su mente se partía entre el odio y la sensación de ser padre, no tenía la fuerza para ver el rostro de su hijo, así que simplemente cubrió al niño con la manta y llamó a una de sus criadas: "Llévatelo a la habitación que su madre había preparado para el", la criada se dirigió a las escaleras y cuando empezaba a subirlas se escuchó un grito desde el recibidor, estaba allí con una copa de cava, en alto, "Brindo por ti hijo mio, por todas aquellos momentos que tu madre soñó con darte y que ya nunca disfrutarás"... Diciendo esto se encerró en el estudio y no salió de allí en tres días.

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